GASTRONOMÍA

Julio 2014: Restaurante Hotel Parador de Plasencia. (Cáceres).

RESTAURANTE PARADOR PLASENCIA (CÁCERES)

Plaza de San Vicente Ferrer s/n. 10600 Plasencia (Cáceres)

Tél.: 965 200 368

Relación calidad-precio:

Presentación:

Cocina:

Servicio:

Mala Aceptable Buena Muy Buena Excelente

El Restaurante del Parado nacional de Plasencia: Un establecimiento perfecto para una comida perfecta.

La crisis económica, la acertada política de ajustar los precios en los Paradores Nacionales, y la apuesta por una carta equilibrada y asequible a muchos bolsillos, han hecho posible que muchísimas familias conozcan de primera mano la experiencia de comer en los hoteles-restaurantes de los Paradores Nacionales de España.

Es el caso del restaurante ubicado en el Parador Nacional de Plasencia, ubicado a orillas del Río Jerte, en la provincia extremeña de Cáceres. Enclavado en pleno casco histórico de esta preciosa localidad cacereña, enclave estratégico en la Ruta de la Plata, se espera el Parador Nacional de Plasencia, un edifico histórico que fue Convento de Santo Domingo, construido en el siglo XV.

Gruesos muros de piedra, techos abovedados y una cuidada decoración te esperan en su interior de estilo gótico. El hotel, es el lugar ideal para conocer la ciudad y los paisajes naturales que la rodean y el restaurante reutiliza adecuadamente el primitivo refectorio monacal del Siglo XVI donde se muestra en todo su esplendor un soberbio friso de azulejerías policromadas talaveranas.

Su carta es corta pero equilibrada y con acertada representación de recetas y platos autóctonos de la zona como el magnífico Jamón de bellota de loncha sonrosada y carne magra curada; las ancas de ranas de charco, los riñones de cordero en sopetón, o los «zorongollos» con jamón de pato, a base de pimientos de la Vega del Jerte asados y aliñados. Las carnes estaban representadas por un extraordinario Lomo de retinto a la parrilla elaborado con sal de escama y ternera autóctona, las tostas de papatera dulce, una especie de singular morcilla de secreta elaboración y la paletilla de cordero lechal asada – con Denominación de Origen – y aderezada con finas hierbas aromáticas.

Punto y aparte en el Parador Nacional de Plasencia es su monacal bodega, espléndida en todos los sentidos. Existente desde el Siglo XV y lógicamente adaptada a las necesidades actuales, respeta y desvela sus orígenes. Está excavada bajo roca con tres niveles de profundidad y dotada de un sabio y seguro sistema para la elaboración del vino el nivel superior, de tal manera que en caso de rotura de alguna de las tinajas altas, a consecuencia del proceso de fermentación, el caldo vertido sería recogido por las tinajas inferiores. Aseguran los que bien lo saben que en estos oscuros y frescos recintos, llegaron a asilar hasta dos mil cántaros de vino.

La carta de vinos responde al mismo criterio de austeridad y equilibrio que la carta de menús: magnífica representación de vinos extremeños y autóctonos, y correcta presencia de otras DD.OO.

Es conveniente que el comensal guarde sitio en su estómago para los postres que aquí brillan con luz propia. Esa sabia combinación entre monacal, pastoril, mora y judia, hace de los postres del Parador de Plasencia una experiencia única. A saber: «Técula-Mécula», una compostura a base de almendras y huevos de receta y elaboración variable según formulas propias y difícilmente reveladas. La singular Sopa de Garbochas esconde, en realidad, una especie de sopa de leche, arroz, castañas, miel y algún que otro ingrediente misterioso; Los «Repápalos», que vienen a ser una especie de buñuelos elaborados con miga de pan y huevo y cocidos luego en leche anisada.

Como pueden comprobar toda una experiencia muy agradable comer en el Parador Nacional de Plasencia, que recomendamos muy vivamente.

 

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