GASTRONOMÍA

Tapear y comer, en los pueblos de Sevilla: Lebrija.

VENTA LUÍS REY. Avd de Las cabezas, 1. 
BAR MONTESA. Calle Antón Romero, 1. 
LA TABERNA DEL TRUJI. Calle Arcos, 11. 
CASA ANSELMO. Calle Corredera, 8. 
RESTAURANTE MIANO. Calle Tetuán, 24. 
RESTAURANTE LECHUGA. Calle Lorenzo Leal, 5. 
BAR MELLIZO. Calle Tetúan, 40. 
BAR TIENDA NUEVA. Plaza de España, 8. 
RESTAURANTE LA MARTINA. Avd Cuesta Lebrija-Trebujena. 
MUCHO CAFÉ TAPAS. Avd El Cuervo, 67. 
  Mala   Aceptable   Buena   Muy Buena   Excelente

 

La presencia del hombre en estas tierras se remonta hasta la Edad del Bronce, aunque la fundación de la localidad se atribuye, según los distintos autores, a los fenicios (Lepriptza) y a los tartessios (Nebrissa). En sus orígenes fue un puerto del Lacus Licustinus, bajo cuyas aguas permanecían muchas de las tierras de marismas hoy existentes en el Bajo Guadalquivir.

En el siglo I a.C., los romanos la llaman Veneria, en alusión a la abundante caza mayor que proporcionaba esta región. Tras el oscuro paso de los visigodos, la población es reconstruida por los árabes. En 1.249 se produce su conquista por las tropas cristianas de Fernando III, aunque los musulmanes todavía intentan recuperarla en 1.263 y en 1.340.

En 1.924 se le concede el título de Ciudad.El núcleo urbano se asienta sobre las laderas que rodean el cerro del Castillo, con forma alargada en el sentido este-oeste. Está delimitado en tres de sus caras (sur, oeste y norte) por fuertes escarpados que imposibilitan la urbanización. El cerro constituye desde sus orígenes una vieja acrópolis fortificada. En la primera fase del dominio romano se reutiliza la fortaleza existente, pero en la época imperial el núcleo comienza a crecer extramuros en la única dirección posible (el este), coincidente con el camino de Sevilla.Durante  la  dominación musulmana se reutiliza la ciudad intramuros, se reconstruye la muralla romana en todo su perímetro y se deforma la trama clásica, que adquiere la típica imagen árabe.

El crecimiento extramuros se produce a partir del siglo XV, con la construcción junto a la Puerta de Sevilla del Barrio Nuevo.
Entre sus edificaciones de interés histórico artístico destacan la Iglesia Parroquial de Santa María de la Oliva (siglo XIII), las iglesias de Santa María de Jesús (siglo XVI), del Convento de las Monjas Concepcionistas (siglo XVI) y de Santa María del Castillo (mudéjar), las capillas de la Vera-Cruz, de la Aurora y del hospital de la Misericordia (siglo XVIII), el asilo de San Andrés, los restos del Castillo, la Cilla del Cabildo, el Ayuntamiento (neoclásico), la Posada de la Concepción (siglo XVIII) y el Monumento a Elio Antonio de Nebrija.

Nuestros pasos nos condujeron un sábado de Febrero de 2011 en busca de uno de los principales atractivos de Lebrija, sus vinos. No en vano en esas tierras tiene sus sede una de las bodegas más importantes de Sevilla, las Bodegas González Palacios. Fundada en el año 1960 por D. Francisco González Palacios, en el mítico pueblo de Lebrija (Sevilla), la tierra que rinde especial culto a Baco, allí donde tienen su morada los ligeros sátiros y las Ménadas, que celebran de noche los misterios de aquel Dios, cubierta la cabeza con una piel de ciervo». (La Patria de Nebrija, de José Bellido Ahumada).

Tras la consabidad visita a sus instalaciones y viñedos donde fuimos atendidos muy amablemente (ver reportaje), llegó la hora de iniciar la ruta gastronómica por la localidad, sabiendo no obstante de que no era la época más propicia para degustar uno de los platos tradicionales, no sólo de Lebrija, sino de Sevilla entera: sus cabrillas y caracoles famosos en toda España. Pero eso no fue óbice para que visitaramos algunos de los restaurantes, bodegones, mesones y bares más conocidos de la localidad entre los que destacamos, el Restaurante El Céntimo, excelentes postres caseros, el Restaurante Miano con una estupenda carta de tapas, Casa Anselmo con su interminable lista de montaditos, el Bar Montesa, donde nos chupamos los dedos con sus chocos con garbanzos, una de las tapas presentadas al Concurso anual de tapas de la localidad, y por último, el Rincón del Chito, con un magnifico ambiente familiar. Prometemos volver a Lebrija para hacer la ruta de las cabrillas y caracoles.

 

Comparte