Disco del Mes-Julio 2016: «Piano Man», de Earl Hines.

El pianista Earl Hines (Pensilvania 1903 – Oakland 1983), lideró durante la segunda década del siglo XX, la transición más influyente en la historia del piano jazzístico. Seguidor de Jelly Roll Morton, concibió, desde su virtuosidad al piano, una forma de tocar que dotaba al piano de un discurso instrumental de conjunto. En síntesis, lo que hizo de Earl Hines un pianista clave en la historia del jazz, fue la “revolución” de prescindir en su mano izquierda de las líneas regulares de bajos que el stride heredaba del ragtime, y sus notas sincopadas, actuaban como contraste de su mano derecha.

Sus intervenciones al piano en la época clave de Louis Armstrong recogidas en grabaciones con el sello Okeh, ya mostraban un pianista maduro que con su piano fue capaz de seguir la estela de Armstrong cuando revolucionó el jazz clásico. Antes de todo eso, en 1928 y con sólo 23 años, Earl Hines lideró una banda de jazz donde él era el solista principal y que contaba con excelentes músicos como el saxofonista Bud Johnson. Los excelentes y avanzados arreglos de Johnson, junto con el virtuosismo de Earl Hines al piano, consiguieron que la banda estuviese activa hasta 1939.

Al final de ese periodo, Earl Hines ya estaba preparado para afrontar estas sesiones de piano que se recogen en este disco que recomendamos para el mes de Julio de 2016 en nuestra sección de “Disco del mes”. Al frente de diversas formaciones y con músicos de la talla de: Sidney Bechett, Baby Dodds, Walter Fuller o Billy Eckstine, Earl Hines grabó entre 1939 y 1942, los 22 temas de esta magnífica recopilación, que bajo el título “Piano Man”, está considerado como el momento cumbre de su carrera jazzística. (El disco está incluido entre los “100 Mejores discos del Jazz”. Editorial La Máscara-1993).

Los primeros cinco temas del álbum, escuchamos a Earl Hines a piano solo y son especialmente destacables el primer tema que abre el álbum es su exitosa canción “Rosetta”, un clásico del jazz, escrita y compuesta por el mismo y versionada luego por decenas de pianistas de jazz y la asombrosa “Child of a disordered” grabada con el “Storytone”, ¡¡ un piano eléctrico diseñado por los ingenieros de la RCA en 1939 !!. casi nada.

Salvo la excepción de “Blues in Thirds”, una verdadera obra maestra grabada con el trío de Sidney Bechett en homenaje al clarinetista Johnny Dodds, el resto de los temas son interpretados por la orquesta de Earl Hines y destacan: Stormy Monday Blues”, “Boogie Woogie on S. Louis Blues” de W.C. Handy, o la preciosa “Grand Terrace Shuffle”.

“Piano Man” de Earl Hines es un disco imprescindible, no sólo a la hora de estudiar la evolución del piano de jazz, sino también en cualquier colección de jazz que se precie.

¡Que los disfrutéis y feliz verano a todos! 

EARL HINES

Earl Kenneth Hines, nació el 28 de diciembre de 1905 en Duquesne, Pennsylvania. Realizó sus estudios en Pittsburgh, al mismo tiempo que ejercía como pianista en clubes nocturnos. Ya en 1922 comenzó a vivir en Chicago; seis años después fundó su primera banda y trabajó en el grupo del trompetista Louis Armstrong, donde fue director musical de su grupo «Louis Armstrong Stompers» y también con el clarinetista, Jimmie Noone, en el Apex Club en 1928. Posteriormente colaboraría con Armstrong al piano en los ritmos del grupo que hizo al genial cornetista convertirse en el creador del jazz moderno, los «Hot Five», primero y luego ampliado a los «Hot Seven».

Durante los años treinta su banda sonó en la radio de Estados Unidos a través del programa que Hines presentaba. Muchas figuras importantes del ámbito jazzistico tocaron con la banda de Hines, entre ellos el saxofonista Charlie Parker y el trompetista Dizzy Gillespie. En 1947 el grupo se disolvió; durante los cuatro años siguientes Hines trabajó de nuevo con Louis Armstrong, esta vez en su banda denominada : «All-Stars». También conocido con el pseudónimo de ‘Fatha’, Earl Hines, se diferenciaba de otros pianistas de los años 20 por su novedosa aportación de ritmos y acentos que sacaba al instrumento, cosa que en aquella época se consideraban raros y heterodoxos. Earl Hines, permaneció durante toda esa década, liderando e influenciando a todos los pianistas de jazz de su época que veían en él, al eslabón entre el piano de jazz clásico y el moderno.

En los años cincuenta, Hines vio declinar su estrella y se retiró tocar el piano en un pequeño club que regentaba en Oakland (California) donde residía. Pero en los años sesenta, a raíz de la firma de unos contratos en la ciudad de New York en 1964, Earl Hines fue recuperado para el jazz y retomó su carrera ya en plena madurez con gran éxito. En ese punto había asimilado algunos rasgos de algunos de sus aventajados discípulos como fue Teddy Wilson y en escena manifestaba una inspiración sin limites. Earl Hines, – considerado el «padre del piano jazz», de ahí su apodo de «Fatha»- murió con las botas puesta un 22 de abril de 1983.