JAZZ

Disco del Mes-Mayo 2017: “The Greatest of Dizzy Gillespie», de Dizzy Gillespie Orchestra.

gillespieCada 30 de Abril se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Jazz, una efemérides promovida e instituida desde 2011 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y que en este año 2017 ha elegido la ciudad de La Habana (Cuba) como epicentro de todas las actividades jazzísticas que se realizan en los cuatro puntos cardinales del mundo.

Elegir a La Habana para que sea la sede central del Día Internacional del Jazz en 2017, nos parece a todos los que compartimos la lengua castellana, una decisión muy acertada por parte de la UNESCO, que reconoce la importancia capital que en la historia del jazz, ocupa desde mediados del Siglo XX, el llamado “latin jazz” o jazz latino.

El jazz fue introducido en la isla caribeña por los músicos boppers, especialmente Dizzy Gillespie, que encontraron en Cuba un caldo de cultivo excelente para esos ritmos sincopados que mezclados con las danzas, las percusiones y las tradiciones caribeñas de Cuba, fomentaron de una manera natural, la fusión de dos culturas distintas en una sola música: el jazz.

El origen de todo fueron los sonidos “afro-cubanos” autóctonos de la isla caribeña: El son, el songo, el mambo, el bolero, la charanga, el chachachá o la rumba. Es cierto que existía una importante dificultad para que los devaneos entre jazz y música cubana lograran una conjunción plena, basado sobre todo en la base rítmica regular en la que se apoyaba el swing y su contraste con la multiplicidad de ritmos propios de la música autóctona cubana.

Como bien explica y documenta nuestro socio y amigo Julián Ruesga Bono, un estupendo conocedor del jazz latino en algunos trabajos publicados, hay antecedente musicales al nacimiento del llamado “latin jazz por parte de músicos norteamericanos de jazz: Louis Armstrong hizo en 1930 una magnífica versión de “El Manisero” en inglés “The Peanut Vendor”, una composición del músico cubano Moisés Simón Rodríguez; o la conocidísima composición del puertorriqueño Juan Tizol en “Caravan” en 1939 y que popularizó Duke Ellington en el Cotton Club de Harlem.

La definitiva consolidación entre los ritmos del jazz tradicional y los ritmos afro-cubanos se establece gracias a la relación musical entre Machito y dos músicos esenciales del Bebop: Dizzy Gillespie y Charlie Parker. Sería Mario Bauzá quien propició el encuentro entre Gillespie y el conguero Chano Pozo, otra figura indiscutible en esa fusión de estilos. Bauzá y Machito organizaron los arreglos de esos sonidos afro-cubanos para rellenar el hueco existente e hicieron entender a los directores de orquestas de jazz, que no era suficiente con añadir un percusionista latino a la orquesta para que eso fuese considerado como jazz latino.

Así nació el llamado “Cubop”, una denominación que algunos historiadores le ponen fecha de nacimiento: el 29 de septiembre de 1947 con el histórico concierto de la orquesta de Dizzy Gillespie y Chano Pozo en el Carnegie Hall de Nueva York. Uno de los testimonios sonoros más importante de ésa época, es el disco Afro-Cuban Suite, grabado el 21 de diciembre de 1950, y en el que participaron, además de Charlie Parker y la banda de Machito, músicos como Harry Edison, Buddy Rich o Flip Phillips.

dizzy gillespieEl disco que recomendamos este mes en nuestra sección habitual de Apoloybaco, se corresponde con una de esos documentos sonoros de capital importancia para el desarrollo del latin jazz. Hablamos de las grabaciones completas para la Víctor Talkin Machine Company que la Gran Orquesta de Dizzy Gillespie grabó en New York entre 1946 y 1949 y que fueron editadas en un doble álbum por su heredera, la actual RCA-Bluebird en 2010.

Parte de estas grabaciones son las que hablábamos anteriormente del célebre concierto de Gillespie y su orquesta en el Carnegie Hall de New York, y el resto, ya con Chano Pozo en su orquesta, (ingresó en 1947), recoge los primeros pasos grabados de lo que hoy conocemos como “Latin Jazz”. Aquí en este disco están las célebres composiciones que dieron fama y popularidad entre el público al llamado sonido cu-bop: «Manteca«, «Cubana Be” “Cubana Bop«, «Algo Bueno«, etc.

Luego más tarde hubo muchísimos músicos que siguieron la senda iniciada por Mario Bauzá y Chano Pozo en la parte caribeña, y de Dizzy Gillespie en la parte norteamericana. Entre los primeros podemos destacar a Tito Puente, Chico O’Farrill, Israel Cachao, Mongo Santamaría, Bebo Valdés, Paquito D’Rivera, Chucho Valdés, o Arturo Sandoval. En la parte americana, conviene resaltar la aportación de James Moody, Stan Kenton, Eddie Palmieri o Cal Tjader.

Por todo ello, consideramos muy acertada la decisión de la UNESCO de elegir a La Habana como la capital mundial del jazz en esta celebración del Día Internacional del Jazz en 217.

Disfruten de la música.

Instrumento

Músicos Datos de la grabación
Saxos tenores Don Byas, Joe Gayles, James Moody, George Nicholas y Yusef Lateef. Sello Discográfico: RCA VÍCTOR JAZZ CLASSICS
Saxos alto John Brown, Howard Johnson y Ernie Henry. Número de serie: LPM-2398
Saxo baritono Ray Brown, Al McKibbon y Al Gibson. Fecha grabación: Entre Febrero de 1946 y Mayo de 1949.
Vibráfono Milt Jackson. Lugar de la grabación: New York
Pianos Al Haig, John Lewis y James Forman Calificación: Excelente (*****)
Trombones Bill Shepherd, Ted Kelly, Andy Durya, Sam Hurt y Jesse Tarrant.
Baterías Kenny Clarke y Joe Harris.
Guitarras Bill DeArango, John Collins y Teddy Stewart.
Congas Chano Pozo y Willie «Bobo» Guerra.
Trompetas  Dave Burns, Matthew McKay, Ray Orr, Elmon Wright, Lamar Wright J, Benny Bailey, Willie Cock, Little Benny Harris, Elmon Wright y Dizzy Gillespie (Trompeta y líder)

OTROS DISCOS RECOMENDADOS DE DIZZY GILLESPIE

FOR MUSICIANS ONLY

JAZZ AT MASSEY HALL

GROOVIN’ HIGH

Una tipica jam sesion en estudio dio como resultado este disco considerado unanimemente una obra maestra absoluta e indiscutible.

Adrenalina de la buena y en cantidad para una autentica sesión de jazz en estudio, en el que los músicos dan todo lo que lleva dentro. Uno de los grandes discos de Dizzy y Stan Getz.

A principios de 1953, la «New Jazz Society» de Toronto, en Canadá, organiza un concierto con los mejores músicos de jazz escogidos por votación de sus socios.

Fueron seleccionados para tocar en el Teatro Massey Hall, de Toronto: Charlie Parker, al saxo alto, Dizzy Gillespie, a la trompeta, Bud Powell, al piano, Charles Mingus, al contrabajo, y Max Roach, a la batería.

La mayoría de los temas aquí recogidos, constituyeron las primeras muestras grabadas del bebop, la «nueva música de jazz» que contribuyó de manera decisiva el desarrollo de lo que hoy, casi un siglo después, conocemos como «jazz moderno». Esta música venía incubándose desde el principio de los años 40 en las jam sessions que se desarrollaban en el Minton’s Playhouse y otros clubes y garitos de Harlem.

MASSEY HALL

DIZZY GILLESPIE

John Birks Gillespie, fue el menor de los nueve hijos de una familia donde su padre, albañil de profesión, tocaba el piano en una orquesta de aficionados. Su primer instrumento fue el trombón pero desistió pronto dada la corta longitud de sus brazos, lo que le impedía alcanzar todas la notas. A los catorce años empezó a practicar con una trompeta de un vecino y su afición por el que sería el instrumento donde paso a la gran historia del jazz comenzó en serio hasta conseguir una beca para estudiar armonía y teoría musical en el Laurinburg Institute de Carolina del Norte. Tras instalarse su familia en Filadelfia en 1935, obtuvo un puesto en la orquesta de Frank Fairfax, donde por aquel tiempo tocaba el dotado trompetista, Charlie Shavers, quien compartía trío además con un ídolo del propio Gillespie: Roy Eldridge. Como tantos otros jóvenes, Gillespie se fue a New York y allí conectó con la orquesta de Teddy Hill, y en una sesión de pruebas de la orquesta, y dado su carácter alocado, Hill le puso el sobrenombre que ya nunca le abandonaría de por vida y por el que sería conocido en la historia del jazz «Dizzy» que quería decir «alocado»·

Su estreno con la orquesta de Teddy Hill, consistió en una gira europea en 1937 y allí ejecutó su primer solo en el tema «King Porter Stomp» dando pruebas en aquel entonces, de una gran inmadurez musical. A su regreso a New York, la banda firmo un contrato en la famosa sala «Savoy Ballrom» y las cosas comenzaron a ir mejor, sobre todo con la inclusión en la banda del batería, Kenny Clarke. Es en 1939, cuando Dizzy tiene su primer encuentro jazzistico con auténticos pesos pesados del jazz, como el vibrafonista, Lionel Hamptom, el saxo alto, Benny Carter, y tres formidables saxos tenores: Coleman Hawkins, Ben Webster y Chu Berry. El resultado fue que su estilo llamó la atención de aquellos músicos que le pronosticaron un futuro prometedor. Al tiempo, su jefe, fue nombrado manager del celebre club «Myntons Playhouse», localizado en los bajos del Hotel Cecil en la calle 118 Oeste de Harlem. Un hecho que mas adelante cobraría un enorme significado, en la historia de Dizzy y en la del jazz.

Recomendado por el trompetista cubano, Mario Bauzá, Gillespie entró a formar parte de la orquesta de Cab Calloway donde nunca se encontró a gusto, dado el estilo de música que hacia el excéntrico showman. Pero el hecho que le cambió la vida y la música a Gillespie, fue el primer encuentro con el saxo alto, Charlie Parker, su autentico «alter ego». Tuvo lugar en Kansas City, cuando ambos pasaron a formar parte de la banda de Earl Hines, a principios de 1943. Allí empezaron a elaborar música de gran calidad y con una estética muy próxima a lo que muy pronto se llamaría bebop. En 1944, la Calle 52 de New York, se había convertido en la Meca del jazz, y en menos de dos manzanas, había nueve clubes que ofrecían música de alto nivel y además el Minton’s, seguía en pleno auge, celebrando históricas jam session, animadas por el grupo del batería, Kenny Clarke, el saxofonista, Don Byas, el pianista, Thelonius Monk y como no, Dizzy Gillespie y Charlie Parker, que venían desarrollando el nuevo idioma musical.

Al tiempo que el bebop germinaba en los sótanos de Harlem, el que fuera vocalista en la orquesta de Earl Hines, Billy Eckstines, se lanza a la aventura de lanzar su propia orquesta y la convierte en la primera bigband del bebop. Dizzy fue su director musical y en ella se encontraban algunos de los jóvenes valores del momento: Charlie Parker al saxo alto, la cantante Sarah Vaughan, el saxo tenor, Gene Ammons, el batería, Art Blakey, etc. La orquesta de Eckstine era el laboratorio ideal para los boppers en busca de trabajo pero pronto Dizzy la abandonó en busca de aventuras musicales mas reducidas. Así forma un cuarteto con el contrabajista, Oscar Petifford, para cumplir un contrato en el club «Onyx» y en aquélla época, justo en 1945, Gillespie estaba consolidándose como la estrella del nuevo movimiento musical. Dizzy era de ideas fijas y siempre tuvo entre cejas la idea de formar su propia orquesta que formó en 1946 con la ayuda de varios músicos que creían en su proyecto. En 1947, la revista «Metronome» le nombró mejor trompetista del año, por delante de su ídolo, Eldridge y la RCA le ofreció un sustancioso contrato. Por aquélla época y dada la afición de Dizzy por los ritmos caribeños, llevó a su banda por aquellos derroteros grabando entre otros grandes éxitos, el celebérrimo «Manteca».

Se va a Europa de gira en 1948 y a la vuelta es asesinado en Harlem su percusionista, Chano Pozo. Disolvió la banda en 1950 y sus pasos se dirigen hacía las grabaciones en estudio con Charlie Parker, Bud Powell, Monk y otros músicos afines grabando una serie de discos magníficos. En 1953 participa en Toronto en el conocido concierto del siglo en el Massey Hall junto a las grandes estrellas del bebop, Charlie Mingus incluido, que grabaría aquélla histórica sesión para su recién inaugurado sello «Debut». Actúa en el primer festival de Newport, imparte enseñanzas en la «Lenox Shool of Music». Las giras con la JATP de Norman Granz, se suceden y en 1956, el Departamento de Estado, le confía la labor de actuar como embajador musical de los EE.UU. por Oriente Medio, Grecia, Yugoslavia y finalmente Sudamérica en una banda formada expresamente para la ocasión y en que Quincy Jones y Norman Granz, le ayudan a organizarla hasta el punto de que alguna vez declaró que aquélla banda fue la mejor que tuvo.

Los sesenta y la bossa nova también llamó la atención de Dizzy que incluiría algún tema en su repertorio. En los setenta forma parte de los «Giants of Jazz» formación estelar reunida por el productor, George Wein, para una serie de giras. Su actividad fue decayendo con los años pero todavía tuvo tiempo de grabar en 1989 un interesante disco a dúo con el batería, Max Roach, en un concierto en Paris. Dizzy Gillespie, murió en 1993 y con su muerte se perdió a un inigualable instrumentista que con una destreza superlativa, consiguió personalizar un fraseo cargado de arabescos y apoyado en la que fue una nueva forma de enfocar la armonía. De su pluma han salido temas tan famosos como «Salt Peanuts»; «Groovin’ High»; «Be-Bop»; «A Night in Tunisia» y muchísimas otras extraordinarias composiciones que han dado larga gloria al jazz. Dizzy Gillespie hizo y hace feliz a mucha gente con su música.

Temas del disco

Duración

Manteca 3,04
Dizzier and Dizzier 3,00
Night in Tunisia 3,03
Anthropology 2,35
Ol’ Man Rebop 2,43
52nd Street Theme 3,10
Cubana Be 2,43
Cubana Bop 2,39
Swedish Suite 2,57
Two Bass Hit 2,45
Good Bait 2,45
Minor Walk 2,52
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