LITERATURA

Noviembre 2008: «El club de los faltos de cariño», de Manuel Leguineche.

Título: El club de los faltos de cariño.

Autor: Manuel Leguineche.

«Naces en la aldea y vuelves a ella.

Como Homero, prefieres la pequeña isla de Aarón a las cien ciudades de Creta.

En el fondo todos somos exiliados de nosotros mismos.»



 

No todo el mundo tiene la capacidad literaria de escribir con sobriedad, discreción y sin grandes pretensiones un libro, y conseguir la exquisitez y la sencillez en la sintonía de la palabra como lo ha hecho Manuel Leguineche en El Club de los faltos de cariño. Un texto difícil de catalogar que, lejos de contar aventuras remotas, guerras y conflictos, es un libro cercano sobre las cosas cotidianas, un remanso de reflexiones y anécdotas diarias. Podríamos decir que se trata de una especie de diario sin fechas, disfrazado de prosas breves y aforismos. Su título lo debe a un club que realmente existe, bajo el mismo nombre de «El Club de los faltos de cariño», que hace cuarenta años, Manuel Leguineche y algunos amigos y amigas, fundaron en su casa madrileña. Unos amigos y amigas que, a pesar de los años difíciles en los que nació esta asociación, eran amantes de tomarse las cosas con calma, llevar una existencia sencilla y disfrutar de la vida sin agobios.

Leguineche nos dice en el libro que hoy todos estamos al caza de emociones de manera compulsiva y eso no hace más que complicarnos la vida. Probablemente esta reflexión sea cierta, y probablemente esa sencillez buscada, esa vida sin agobios o el atormentador ruido de la ciudad de Madrid, animaron a Manuel Leguineche a refugiarse en la paz y el sosiego de su casa de Brihuega (Guadalajara), que fue Escuela de los Gramáticos en el siglo XVI, donde encuentra el tiempo para meditar y escribir sus reflexiones, para suerte de todos sus lectores. Y entre sus pensamientos nos presenta a su gata Muki, a su pato Toribio y cuantos árboles tiene, cada uno bautizado con el nombre de un escritor: así el nogal es Pío Baroja, el ciprés Delibes, el pino Azorín, Hemingway la higuera, o Unamuno el laurel.

Con este libro, Manuel Leguineche ha conseguido el Premio Euskadi de Literatura 2008. Es una delicia allá por donde lo abras; más que un libro, es un compañero con el que podemos conversar en aquellos instantes de paz que nos permita el tiempo cotidiano de las cosas.

 

Manuel Leguineche (Arrazua, Vizcaya, 1941) es escritor y periodista. Fundador de las agencias de noticias Colpisa y Fax Press, es uno de los grandes periodistas españoles de nuestro tiempo y uno de los pocos que ha sabido crear un estilo tan personal como atractivo para las grandes audiencias. Sus libros han sentado las bases de un nuevo género en nuestro país, convirtiéndolo en un maestro indiscutible del periodismo literario.

Entre sus numerosas obras cabe destacar Los años de la infamia: crónica de la II Guerra Mundial (1995), Adiós, Hong-Kong (1996), Annual, 1921 (1997), Apocalipsis Mao: una visión de la nueva China (1999), La felicidad de la tierra (1999), Recordad Pearl Harbour (2001), Gibraltar (2002), Madre Volga (Seix Barral, 2003) y El último explorador (Seix Barral, 2004). Algunos de los galardones que ha merecido su obra son el Premio Nacional de Periodismo, el Pluma de Oro, el Cirilo Rodríguez, el Godó, el Julio Camba, el Ortega y Gasset y el recientemente conseguido Premio Euskadi de Literatura 2008 con El Club de los faltos de cariño.

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