VINOS

La Bodega en Casa

Hemos de empezar diciendo que los vinos están hechos para ser bebidos. Como alimento que son, se convierten en un producto perecedero y por consiguiente han de consumirse antes de que se produzca ese fatal desenlace. Pero ciertamente todos los vinos tienen un determinado tiempo de vida.

¿Cuál es ese tiempo?, depende de muchos factores, uno de ellos es la conservación que hagamos de los mismos. Otros factores que influyen son el tipo de vino (tinto joven, de crianza, blanco, espumoso, generoso, etc), las uvas con las que se haya elaborado, hay variedades de más larga duración que otra, la práctica enológica a la que se le haya sometido. 

En cualquier caso como referencia y sólo con el valor relativo que tienen las referencias decir que con los tintos jóvenes ha de tenderse a ser consumidos en al año al igual que los vinos blancos que no estén fermentados en barricas, cuya vida es más duradera, y los espumosos que no sean reserva o gran reserva que también podrán ser conservados durante más tiempo.

A los tintos de crianza se les puede aplicar la regla genérica de que su vida será el doble del tiempo de esa crianza a la que se haya sometido. Los vinos generosos son los que más larga vida pueden alcanzar sin verse mermadas sus cualidades. 

Aunque los envases vinarios pueden ser de distintos tipos al consumidor nos llega fundamentalmente en botella, y dentro de ella, el vino, que es también un elemento vivo ira evolucionando durante su tiempo de vida. Por regla general a mayor tamaño de la botella mejor será la conservación del vino, ya que la evolución del mismo es mas lenta a medida que aumenta el tamaño de la botella.

Saber preservar esas botellas será una de las claves que nos permitirán conservar durante más tiempo y en mejores condiciones ese delicioso fruto báquico. De ahí la importancia que tiene la bodega en casa.

 

LA BODEGA EN CASA 

 

Las condiciones idóneas para la conservación de los vinos son aquellas que tienen en cuenta la humedad, la temperatura, la oscuridad, la ausencia de olores parásitos e intensos y el reposo de los vinos. Así pues nuestra bodega o cava ha de aproximarse lo más posible a estas condiciones, ello significa – para aquellos que les sea posible – que el lugar ideal para instalarla ha de ser subterráneo o semienterrado, pero este lugar no debe ser nunca ni un garaje ni un taller.
   Otro factor a tener en cuenta es la orientación de la misma, la mejor es la norte y la peor es la sur. Partiendo de que el sitio ideal para tener una bodega donde almacenar y conservar las botellas de vino es un lugar subterráneo o semienterrado, veamos otros condicionantes a tener en cuenta: la ventilación necesaria del recinto, que puede obtenerse mediante un sunt o construir un conducto directo hacia el exterior. las paredes o muros han de garantizar un perfecto aislamiento térmico y acústico, el interior de las mismas han de ser blancas y , a ser posible, de cemento con gravilla a la tirolesa, los sistemas de aislamiento de fibra de vidrio o poliuretano expandido, cubren perfectamente también este objetivo. El suelo, cumple una función higrométrica muy importante, por ello se aconseja que sea de un material que absorba la humedad, como las losetas de cerámica porosas, aunque el mejor es el suelo de tierra, batida o pisada, y arena del río. 
   Pero no todo el mundo tiene la posibilidad de tener una cava como esta, pues la mayoría de la gente habita en pisos o apartamentos. En este tipo de viviendas lo que nunca debe hacerse es almacenar las botellas en la cocina o alacena, los humos, las altas temperaturas y los olores contaminarían el vino. El comedor o la sala de estar es otro lugar inadecuado, el ruido y la temperatura, afectaría negativamente al vino. Así pues los lugares más adecuados, dentro de ciertas limitaciones, pueden ser o una habitación interior o el vestíbulo, donde se puede construir un pequeño botellero con materiales aislantes.
   Una solución muy practica es la adquisición de una moderna Cava, donde por lo menos, la temperatura y la humedad están perfectamente reguladas.


 

 

Decálogo básico para mantener una enoteca en estado optimo:

   1.- La temperatura ideal para conservar el vino es de 10º a 15º centígrados.

   2.- La temperatura mínima en invierno no debe ser inferior a 7º C y en verano no debe ser superior a los 20º C

   3.- Los vinos han de estar protegidos de las oscilaciones térmicas, el máximo no ha de superar los 2º C de fluctuación diaria.

   4.- Conviene que la humedad relativa del aire este entorno al 70 %.

   5.- Las botellas han de estar en posición horizontal.

   6.- Los mejores botelleros son los de madera o los construidos con materiales que no conduzcan el calor.

   7.- Ha de evitarse en lo posible la luz, por ello es importante utilizar lámparas portátiles con filamento de carbón o luces frías indirectas.

   8.- Los vinos no soportan los olores extraños, pinturas, aromas de la cocina, chacinas, frutas, etc.

   9.- Los ruidos y las trepidaciones son enemigos declarados de los vinos

   10.- La aireación o ventilación del lugar donde se encuentren es un factor importante y necesario.

   Una Pequeña gran utilidad: poseer un «cuaderno de bodega» o fichero, donde anotar entre otras cosas, el nombre del vino, el tipo, la cosecha, fecha de adquisición, precio, así como cualquier otra incidencia que se considere de utilidad.

DEFECTOS QUE PUEDE ADQUIRIR EL VINO POR UNA MALA CONSERVACIÓN

 

CAUSA

DEFECTO

Exceso de Calor

– Maduración precoz

– Alteración del color

– Deterioro del corcho

Exceso de Frío

– Depósitos Tártricos

Falta de Humedad

– El corcho se reseca

Exceso de Humedad

– Aparición de hongos

Mala Aireación

– Olores indeseables

Vibraciones

– Fatiga del vino

Exceso de Luz

– Sabor del vino a oxido

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