GASTRONOMÍA

Tapear y comer, en los pueblos de Sevilla: Brenes.

CERVECERÍA 83. Pase José Fernández Vega, 41. 
VENTA EL MÁRMOL. Carretera de Brenes a San Jóse de la Rinconada, Km 6. 
  Mala   Aceptable   Buena   Muy Buena   Excelente

 

Era el primer sábado de febrero de 2008 cuando pusimos nuestros pies en el andén de la estación ferroviaria de Brenes, un pueblo situado a 22 Km de Sevilla en la margen derecha del Guadalquivir en dirección a Córdoba. Sus orígenes se remontan a la época visigoda, en la que la historia cuenta que había un monasterio benedictino llamado “Aguas Duras”, donde habitaba una monja que fue elevada a los altares con el nombre de Santa Verenne, o Berenia. Su sepultura se hizo centro de peregrinación popular, incluso durante los tiempos árabes.

Los romanos denominaron a este municipio con el nombre de Qulumbira, que alude a la presencia masiva de palomas en este lugar. Después los árabes le pusieron el nombre de Billa Nuva, Al-Bahroyyin o Alquería de los Bahries. El nombre actual de esta localidad aparece por primera vez con la Reconquista, los mozárabes llamaron al pueblo “Berené”, denominación que deriva la actual Brenes. Así aparece en el Repartimiento del siglo XVIII, perteneciendo tanto al Infante don Fadrique como al Cabildo de la Catedral, hasta la fecha en que los “señoríos” se suprimieron.

Brenes es un pequeño pueblo que tiene detrás de si una extensa y brillante historia de luchas jornaleras por conseguir para los trabajadores agrícolas los derechos que sistemáticamente les fueron negados en tiempos de la dictadura franquista. En pleno centro del pueblo, en el llamado «cruce de cuatro caminos» un bonito monumento a los «Derechos Constitucionales» así nos lo recuerda al visitante.

No es Brenes pródiga en monumentos artísticos pero su magnifica Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción, se alza majestuosa entre las callejuelas blancas y encaladas de un pueblo, que a pesar de su cercanía a la capital, es prácticamente ignorado en las rutas turísticas. Nuestra ruta gastronómica por Brenes comenzó en un bar de tapas muy conocido por los lugareños situado junto a la Ermita de San Sebastián. Estamos hablando del restaurante «Hermanos Fernández Caldera», rebautizado por sus actuales propietarios con el nombre de Azabache, y que los lugareños conocen por el bar de Guillermo. Situado en el nº 24 de la calle Pasaje del Agua, Azabache cuenta con una carta de 50 tipos de montaditos, sabrosísimos algunos, pero la palma de su carta de tapas, se lo lleva unas excelentes costillitas de cerdo fritas que degustamos con verdadero placer.

Nuestra segunda parada gastronómica tuvo lugar en un restaurante muy conocido, no solamente en Brenes, sino también en los pueblos limítrofes, e incluso la propia capital. Nos estamos refiriendo al Restaurante Casa Zarza, un sitio con encanto que situado en pleno centro del pueblo, en el nº 16 de la calle Morales Gómez, ofrece a sus visitantes unas materias primas excelentes y que hacen, sin duda, las delicias de quienes se acercan a probar sus platos.Dotado de un amplio, elegante y confortable comedor, el Restaurante Casa Zarza, cumple a la perfección con los paladares más exigentes y en su cocina se preparan con esmero una variada carta de platos, donde no falta las extraordinarias habas o alcauciles de la comarca, cocinadas de distintas formas. El pescado frito también goza en Casa Zarza de una merecida fama.

Su gerente, D. Juan Zarza Quesada nos atendió amablemente y nos permitió hacer unas fotografías de su local. Nuestra ultima parada fue muy cerca de la estación de RENFE. Allí, en el nº 41 del Paseo José Fernández Vega, abre sus puertas a una jovencísima clientela, la cervecería marisquería «83», un rincón para degustar los mariscos de Huelva (gambas, langostinos), y otros productos del mar como las exquisitas patas rusas, los mejillones, las navajas y también aquellos otros platos fríos que se preparan tomando como base el marisco o el pescado: ensaladilla de gambas, huevas de choco, mojama, etc. Nos fuimos de Brenes habiendo pasado una excelente mañana y en sólo 20 minutos, nuestro tren nos dejó en la estación de Santa Justa. Sin duda alguna el tren es una magnifica alternativa para conocer la provincia sin riesgo al alcohol en la conducción.

 

 
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