JAZZ

Irene Aranda.

La pianista jienense, Irene Aranda nació en el seno de una familia de músicos. Su abuela era pianista y su abuelo tocaba el oboe, aunque la mayor parte de su tiempo la empleaba en componer y dirigir una banda, por lo que creció escuchando pasodobles y música clásica.

Ayudada por su abuelo, de quien aprendió solfeo, intentaba reproducir toda la música que oía, – uno de mis primeros recuerdos es tratando de tocar Asturias con gran empeño después de haber escuchado una grabación de Alicia de la Rocha-. Tras una etapa de enseñanzas caseras Irene Aranda, se matriculó en el conservatorio, donde además de profundizar en sus estudios musicales, hizo grandes amigos.

A través de las obras de Albéniz, Falla y Granados profundizó más en el flamenco y la tradición folclórica española, y comenzó a conocer las composiciones de Bach, Bartók, Skrjabin, Prokofiev, Ravel, Debussy y Stravinsky. Sin embargo Irene tenía algo más en su mente; le inquietaba el poder igualar el sonido de los discos de jazz de su padre, y fue esto lo que le llevó a descubrir las séptimas mayores. A partir de ese día su vida cambió radicalmente. En sus investigaciones le respaldaron algunos de sus compañeros del conservatorio, que pusieron a su disposición partituras de jazz y le prepararon una encerrona para que entrara a formar parte de la Big Band del centro. Durante los cuatro años que trabajó con esa formación tuvo la oportunidad de ampliar sus conocimientos sobre Swing, Latin-jazz y Funk.

El resto de sus influencias musicales provienen de fuentes tan dispares como Deep Purple, Led Zeppelin, Black Sabbath, Pink Floyd, Guns and Roses, Iron Maiden, Nirvana, Mano Negra, Extremoduro, The Beatles, etc.

Su primer trabajo discográfico: Interfrequency 23 7 nace impulsado por la curiosidad, experimentando con elementos de distintas culturas a través de un repertorio casi exclusivamente original. Las composiciones que integran este proyecto son el vehículo que permite la conexión sonora por la que unas músicas entran dentro de otras. Para ello la pianista contó con la colaboración de Paul Evans (trompeta y fliscorno), Vicente Macián (saxos tenor y soprano), Matthew Baker (contrabajo), Jeff Jerolamon (batería), Vicente Espí (batería) y Lozanito ( percusión).

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