VINOS

Los Vinos del Mundo: Francia – AOC Champagne

Definición de un terruño («terroir») por la Organización internacional de la viña y el vino (OIV).

Logo de l’OIV
« El terruño (terroir) vitivinícola es un concepto que se refiere a un espacio sobre el cual se desarrolla un conocimiento colectivo de las interacciones entre un medio físico y biológico identificable y las prácticas vitivinícolas aplicadas, que confieren características distintivas a los productos originarios de este espacio »
La Organización internacional de la viña y el vino adoptó una resolución oficial del concepto de terruño (terroir) durante su congreso anual en junio de 2010 en Tbilisi en Georgia.

 

Champagne se extiende a unos 145 km al noreste de París. Ocupa la cuenca de un mar interior desaparecido en la era terciaria. Las elevaciones geológicas han creado las mesetas de la Montagne de Reims y de la Côte des Blancs, con viñedos famosos que poseen la mayor concentración de grands crus y premiers crus. Champagne cubre unas 35.000 hectáreas.

El viñedo de Champagne era famoso bastante antes de que se empezara a producir el vino espumoso que todos conocemos como Champagne. Entre 826 y 1825, 37 reyes de Francia fueron coronados en la Catedral de Reims, después de que San Remigio bautizara allí a Clodoveo. Ya en el siglo IX se hablaba de los vinos de Épernay y los abundantes monasterios de la región estimularon el cultivo de la vid tanto como la exportación del vino. Las grandes ferias medievales que se celebraban en esta región, punto clave de las principales rutas europeas, extendieron aún más el renombre de sus vinos. Muchos reyes y papas poseían viñas en esta región. El vino de Champagne era, en esa época, un vino tinto de color pálido, aroma intenso, tranquilo y no espumoso.

Se atribuye la paternidad del champagne a Dom Pierre Pérignon, un monje benedectino de la abadía de Hautvilliers, que a fines del siglo XVII se dedicó a desarrollar un vino pálido, casi blanco y algo efervescente a partir de las mejores pinot noir. No obstante, es en 1712 que la corte del Duque de Orléans lanza la moda de esta nueva bebida. Para cuando Napoleón I llegó al poder, el vino espumoso de Champagne ya había conquistado a nobles y poderosos de París a San Petersburgo.

«Merecido en la victoria, necesario en la derrota»: esta frase expresa a la perfección la actitud de todo el mundo hacia el champagne, el vino con el que celebran los ganadores y se consuelan los perdedores desde hace siglos. El Champagne puede acompañar toda una comida: con el aperitivo, entradas y pescados, un brut de blanc de blancs; con las carnes, un blanc de tinta o un millésimé y, para el postre, un semi-dulce o un rosado.

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